miércoles, 30 de enero de 2013

Miranda y la genealogía mítica de los masones venezolanos por Eloy Reverón

Francisco de Miranda Francmasón y padre de la masonería indoamericana es resultado de la construcción de una genealogía mítica para afianzar la imagen pública de los masones venezolanos, que se remonta a principios del siglo XX. Igual que la leyenda de los presos que iniciaron en los augustos misterios a los carceleros, y éstos, a cuenta de hermanos masones los dejaron escapar.

Muchas veces he definido ¿Qué es la Masonería?  La realidad histórica es que la masonería como sociedad fraternal, filantrópica, de socorro mutuo, de pensamiento; como lugar de adscripción donde se pueden tocar temas que no se pueden discutir con todo el mundo; como un espacio discreto donde establecer relaciones de confianza con iguales; donde los temas políticos y religiosos no pueden ser confrontados y sobre todo como una escuela de formación moral y cívica donde se busca el despertar de la conciencia ciudadana. Esa masonería comenzó a llegar a nuestra 
América con la apertura del los puertos al comercio marítimo a partir de la crisis de autoridad de la corona española a partir de 1808. Antes de esa fecha habrá habido masonerías entendidas como genérico de sociedades secretas de conspiradores. No debemos confundir.

La revisión minuciosa de la documentación y el discurso de los masones venezolanos del siglo XIX nos ha permitido identificar dos momentos estelares en la conformación de la institución masónica en Venezuela. Los Francmasones; tanto los de la Sucinta relación histórica de la institución masónica venezolana de Valentín Espinal de 1852; como la de Historia de la Masonería y las sociedades secretas de José de Jesús Castro de 1858, están de acuerdo en que los primeras logias llegaron a nuestros puertos a partir de 1808 y en los campamentos militares, de la Legión Extranjera o Legión Británica, como las filas del ejército español que acompañó al general Pablo Morillo en su intento por reconquistar pacíficamente, su poder colonial en Venezuela.

Américo Carnicelli, masón colombiano de origen italiano, quien además estudió archivos estadounidenses nos ofreció una lista, que a diferencia de la mayoría de las elaboradas en el siglo XX, nos señala el origen de las cartas patentes de algunas logias. Una característica de este escritor: la honestidad. Fue incapaz de colocar en sus listas, nombre de masón alguno, que no provenga de un documento masónico. Los datos de sus listas no provienen de fuentes bibliográficas, ni de chismes periodísticos. Provienen de documentos masónicos.

Es importante no olvidar a Bartolomé Tavera Acosta (1865 1931) como otro investigador masón serio o con sentido crítico como para no confundir las reuniones políticas de la quinta de la familia Bolívar en Bárcenas, con masonería. Es un investigador del siglo XX pero no cayó en apasionamientos fanáticos ni en la genealogía mítica. 

Ya hemos explicado como estaba constituida la masonería venezolana a partir de la segunda mitad del siglo XIX. También elaboramos una lista de los hermanos que ocuparon el cargo de Gran Maestro de la masonería venezolana objeto de nuestro estudio.

Nos interesa dejar sentado por ahora la idea de varios años primordiales. 1808, año de la apertura comercial y de la formación de las primeras logias de puerto; 1817, fecha que para muchos masones del siglo XIX y hasta la mitad del siglo XX consideraron como fecha inicial de la genealogía masónica venezolana; y 1824 como fecha de instalación de la Gran Logia de Colombia; 1828, fecha de proscripción de la masonería en la Gran Colombia; 1838, Fecha cuando Diego Bautista Urbaneja reorganiza la Gran Logia de de Venezuela, cuyas reuniones se realizaban en el número 12 de la esquina de Traposos, propiedad de Manuel Felipe Tovar, descendiente del Conde de Tovar; finalmente, 1853, fecha que inicia un proceso de re unificación y organización definitiva de la Gran Logia de Venezuela.